La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ha lanzado una alerta que está haciendo eco en toda la industria musical española. Según sus últimos informes, la inteligencia artificial podría reducir hasta en un 28% los ingresos por derechos de autor en los próximos años. Esta advertencia no es menor, especialmente cuando consideramos que España es uno de los países con mayor riqueza cultural y musical de Europa.
Este pronóstico sombrío llega en un momento donde la tecnología avanza a pasos agigantados, transformando industrias completas y desafiando los modelos tradicionales de creación y distribución de contenido. La música, como expresión artística y bien cultural, se encuentra en la encrucijada entre la innovación tecnológica y la protección de los derechos de quienes la crean.
##El impacto concreto de la IA en los ingresos por derechos de autor
###¿Cómo afecta exactamente la IA a los ingresos de los autores?
La inteligencia artificial está impactando los ingresos por derechos de autor principalmente a través de dos vías: la creación de contenido musical generado por IA y la alteración de los modelos de consumo tradicionales. Las plataformas que utilizan algoritmos de IA pueden ahora generar música original sin intervención humana directa, lo que significa que estas composiciones no generan derechos de autor para autores humanos.
Además, los sistemas de recomendación basados en IA están cambiando cómo los consumidores descubren música. Estos algoritmos priorizan contenido que maximice el engagement, sin necesariamente considerar la procedencia humana o los derechos de autor involucrados. El resultado es un desplazamiento gradual de la música creada por humanos hacia contenido generado automáticamente, que no requiere el pago de regalías.
###El panorama económico: cifras que preocupan
La SGAE estima que la reducción podría alcanzar los 150 millones de euros anuales en pérdidas para el sector. Esta cifra no es abstracta: representa salarios, proyectos artísticos y sustento para miles de familias que dependen de la creación musical. La organización ha basado sus proyecciones en el análisis de tendencias actuales y el crecimiento exponencial de herramientas de IA musical.
Estas proyecciones consideran factores como la capacidad de la IA para producir música funcional (para publicidad, fondos sonoros y contenido generado para plataformas), el aumento de la personalización musical mediante algoritmos, y la posible saturación del mercado con contenido musical generado automáticamente a coste marginal cercano a cero.
##La transformación del proceso creativo musical
###Herramientas de composición asistida por IA
Las herramientas de composición musical basadas en inteligencia artificial han evolucionado desde curiosidades tecnológicas a instrumentos sofisticados capaces de generar composiciones completas. Plataformas como Amper Music, AIVA y Google’s Magenta permiten a usuarios sin formación musical crear piezas originales con solo unos clics, seleccionando estilo, duración y estado de ánimo.
Estas herramientas no solo democratizan la creación musical sino que también plantean preguntas fundamentales sobre la autoría. Cuando una máquina genera una melodía basada en algoritmos entrenados con miles de canciones existentes, ¿quién es el verdadero autor? ¿Cómo se calculan los derechos cuando la creatividad humana se limita a seleccionar parámetros?
###El sampling algorítmico y los derechos de autor
Uno de los aspectos más controvertidos es el uso que hacen los sistemas de IA del material existente para entrenar sus modelos. Estas redes neuronales se alimentan de vastas bibliotecas musicales, aprendiendo patrones, estructuras y estilos de obras protegidas por derechos de autor. Aunque la música resultante no es una copia directa, sí se basa en el trabajo creativo previo de autores humanos.
Este «sampling algorítmico» representa un desafío legal sin precedentes. Los marcos legales actuales no estaban diseñados para contemplar que una máquina pudiera absorber y reinterpretar millones de obras en segundos. La línea entre inspiración e infracción se vuelve cada vez más difusa, dejando a los creadores en un terreno legal incierto.
















