El lanzamiento de nuevas actualizaciones para sistemas operativos siempre genera expectación entre los usuarios, pero también cierta cautela. Windows 11, el sistema operativo de Microsoft, ha vuelto a encontrarse en el ojo del huracán tras el lanzamiento de su última actualización acumulativa, la KB5035853. Lo que prometía ser una mejora en seguridad y rendimiento se ha convertido en un quebradero de cabeza para un número significativo de usuarios, quienes reportan graves problemas de rendimiento y fallos en unidades de almacenamiento SSD.
Este no es un problema aislado ni menor. Los afectados describen una ralentización extrema del sistema, tiempos de carga exasperantes e incluso bloqueos completos que imposibilitan el trabajo. El denominador común parece ser el tipo de almacenamiento: los SSD, particularmente algunos modelos específicos, están mostrando una incompatibilidad grave con los cambios introducidos en esta revisión del software. La situación ha encendido las alarmas tanto en foros de soporte técnico como en la comunidad de expertos, que ven cómo un componente fundamental de cualquier PC moderno se ve comprometido.
##¿Qué está causando exactamente el problema con los SSD?
El corazón del problema parece residir en la forma en que la actualización KB5035853 interactúa con los controladores de almacenamiento y el sistema de archivos. Según los reportes iniciales y el análisis de expertos, la actualización podría estar introduciendo un error en la capa de software que gestiona las operaciones de lectura y escritura en discos de estado sólido. Esto no afecta a todos los SSD por igual, sino que parece tener una incidencia mayor en unidades que utilizan controladores específicos o que están configurados en sistemas RAID.
Microsoft aún no ha proporcionado un comunicado oficial detallando la causa técnica raíz, pero el patrón de los errores reportado por los usuarios apunta a un conflicto de drivers o a una optimización mal implementada. Algunos usuarios especulan que los cambios en el planificador de tareas de Windows para priorizar procesos de seguridad podrían estar saturando las colas de comandos de los SSD, lo que derivaría en cuellos de botella masivos. Sea cual sea el origen, el resultado es el mismo: un sistema prácticamente inusable para quienes tienen la mala suerte de verse afectados.
La gravedad del fallo es tal que para muchos usuarios la única solución viable ha sido desinstalar por completo la actualización problemática. Esto, sin embargo, plantea un dilema de seguridad, ya que la revisión incluía parches críticos para vulnerabilidades recientemente descubiertas. Los usuarios se encuentran así en la disyuntiva de elegir entre un sistema seguro pero terriblemente lento, o un sistema fluido pero potencialmente expuesto a amenazas de seguridad.
##Los síntomas: cómo saber si tu SSD está afectado
No todos los usuarios que han instalado la actualización KB5035853 están experimentando problemas. El fallo parece ser selectivo, afectando a configuraciones hardware y software específicas. Sin embargo, si tras actualizar tu Windows 11 has notado un comportamiento extraño, es muy probable que estés dentro del grupo de afectados. Los síntomas son bastante claros y fáciles de identificar para cualquier usuario que esté familiarizado con el rendimiento normal de su equipo.
El signo más evidente es una ralentización generalizada del sistema. Aplicaciones que antes se abrían en segundos ahora tardan minutos en cargar, el menú de inicio responde con lentitud y las transiciones entre ventanas se vuelven lentas y con tirones. En casos más graves, el sistema puede llegar a congelarse por completo, obligando al usuario a reiniciar de manera forzada. Otro indicio clave es el sonido: aunque los SSD son silenciosos, algunos usuarios reportan que el ventilador de la CPU se acelera de manera constante, indicando que el procesador está trabajando al máximo para compensar los cuellos de botella en el almacenamiento.